De noche con él.
La calle se encontraba vacía, tan vacía como una noche sin encuentros fugaces. Se podían observar las casas amontonadas en ambos lados, las casas cansadas del giro interminable del mundo. Casas de adobe, casas de madera, casas de viejos secretos y antiguas tempestades. Como todas las noches Él recargaba la cabeza en la ventana de su cuarto, observaba los faros tenues de las aceras y pensaba en aquellos ojos negros, con la mirada perdida, divagando en pensamientos impregnados de cortinas balancenadose al compás de la lluvia y cuerpos entrando a su habitación sin ninguna invitación. Aquella noche inesperada, extraña, intensa ya no lo dejaba dormir. No más. Nunca más.
tatis said,
junio 27, 2009 a 6:02 pm
insomnio ?¿?¿ …. aier no podia dormir… ando enfermita y me la pase despertandome … el calor con frio tampoco ayuda … me gusto 😀 … besos